 |
SAN PABLO
Año de San
Pablo del 28 junio 2008 - 29 julio 2009

El Año Paulino
debe ayudarnos para redescubrir la figura del Apóstol,
releer sus numerosas cartas dirigidas a las
primeras comunidades cristianas, revivir los primeros tiempos de
nuestra iglesia, profundizar en sus ricas enseñanzas
a los "gentiles", meditando en su vigorosa espiritualidad de fe,
esperanza y caridad, revitalizar nuestra fe y nuestro
papel en la iglesia de hoy a la luz de sus enseñanzas,
rezar y trabajar por la unidad de todos los cristianos en
una Iglesia unida.
El apóstol Pablo
es un ejemplo de primer plano, de quien todos
tenemos todavía tanto que aprender y este es el
objetivo del Año Paulino: aprender de San Pablo la fe, aprender
de él quien es Cristo, aprender, en último término, el camino
para una vida recta. Ojalá que estos
datos de su vida y los
textos,
seleccionados,
puedan servir de ayuda.
DATOS
DE LA VIDA DE SAN
PABLO
NACIMIENTO:
Las noticias
acerca de la vida de este gran apóstol están contenidas en "Los
Hechos de los Apóstoles" y en las cartas del santo. Son
verdaderamente interesantes. Nació en la ciudad de Tarso, en el
Asia Menor, quizás unos diez años después del nacimiento de
Jesucristo. Su primer nombre era Saulo. Era de familia de
judíos, de la tribu de Benjamín y de la secta de los fariseos.
Fue educado en toda la rigidez de las doctrinas de los fariseos,
y aprendió muy bien el idioma griego que era el que en ese
entonces hablaban las gentes cultas de Europa. Esto le será
después sumamente útil en su predicación.
INQUIETUDES:
En Hechos de los
Apóstoles 22,3, San Pablo indica: "Yo soy judío. Nací en Tarso
de Sicilia, pero me crié aquí en Jerusalén y estudié bajo la
dirección de Gamaliel, muy de acuerdo con la ley de nuestros
antepasados". Durante la vida pública de Jesús no estuvo Saulo
en Palestina, por eso no lo conoció personalmente. Después de la
muerte de Jesús, volvió nuestro hombre a Jerusalén y se encontró
con que los seguidores de Jesús se habían extendido mucho y
emprendió con muchos otros judíos una feroz persecución contra
los cristianos. Al primero que mataron fue al diácono San
Esteban y mientras los demás lo apedreaban, Saulo les cuidaba
sus vestidos, demostrando así que estaba de acuerdo con este
asesinato. Pero Esteban murió rezando por sus perseguidores y
obtuvo pronto la conversión de este terrible enemigo.
CONVERSIÓN:
Saulo salió para
Damasco con órdenes de los jefes de los sacerdotes judíos para
apresar y llevar a Jerusalén a los seguidores de Jesús. Pero por
el camino una luz deslumbrante lo derribó del caballo y oyó una
voz que le decía: “Saulo, Saulo ¿por qué me persigues?”. Él
preguntó: "¿Quién eres tú?- y la voz le respondió: "Yo soy Jesús
el que tú persigues". Pablo añadió: “¿Señor, que quieres que yo
haga?” y Jesús le ordenó que fuera a Damasco y que allá le
indicaría lo que tenía que hacer. Desde ese momento quedo ciego
y así estuvo por tres días. Y allá en Damasco un discípulo de
Jesús lo instruyó y lo bautizó, y entonces volvió a recobrar la
vista. Desde ese momento dejó de ser fariseo y empezó a ser
apóstol cristiano.
Después se fue a
Arabia y allá estuvo tres años meditando, rezando e
instruyéndose en la doctrina del cristianismo.
Vuelto a Damasco
empezó a enseñar en las Sinagogas que Jesucristo es el Redentor
del mundo. Entonces los judíos dispusieron asesinarlo y tuvieron
los discípulos que descolgarlo por la noche en un canasto por
las murallas de la ciudad. Muchas veces tendrá que salir huyendo
de diversos sitios, pero nadie logrará que deje de hablar a
favor de Cristo Jesús y de su doctrina.
VIAJES DE SAN
PABLO:
San Pablo hizo
cuatro grandes viajes que se han hecho famosos.
El
primero:
(46 - 49) Pablo, Bernabé y Juan Marcos: Chipre, Antioquía de
Pisidia, (Juan Marcos regresa a Jerusalén) Iconio. En ese viaje
cambio su nombre de Saulo por el de Pablo, en honor de su primer
gran convertido, el gobernador de Chipre, que se llamaba Sergio
Pablo.
El segundo viaje
lo hizo de los años 49 al 52. En este recorrido ya es menos
impulsivo que en el viaje anterior y encuentra menos reacciones
violentas, pero estas no faltan y bastante graves. Visita las
comunidades o iglesias que fundó en el primer viaje y se propone
seguir misionando por el Asia Menor pero un mensaje del cielo se
lo impide y le manda que pase a Europa a misionar. Se encuentra
con dos valiosos colaboradores: el evangelista San Lucas (a
quien llama "médico amadísimo") y Timoteo, que
será
su más fiel secretario y servidor, y a quien escribirá después
dos cartas que se han hecho famosas.
La primera ciudad
europea que visitó fue Filipos (en sueños
oyó
que un habitante de Filipos le suplicaba: "Ven a ayudarnos").
Allí le sacó el demonio a una muchacha que hacía adivinaciones y
al acabárseles el negocio de los que cobraban por cada
adivinación, estos arremetieron contra Pablo y su compañero
Silas y les hicieron dar una feroz paliza. Pero en la cárcel a
donde los llevaron, lograron convertir y bautizar al carcelero y
a toda su familia. Pablo guardó siempre un gran cariño hacia los
habitantes de Filipos y a ellos dirigió después una de sus más
afectuosas cartas, la Epístola a los Filipenses.
Después paso a la
ciudad de Atenas, que era la más famosa en cuanto a cultura y
filosofía. Allá predicó un sermón en el Aerópago, y aunque
muchos se rieron porque hablaba de que Cristo había resucitado,
sin embargo logró convertir a Dionisio el aeropagita, a Damaris
y a varias personas más.
Enseguida pasó a
Corinto, que era un puerto de gran movimiento de gentes. Allí
estuvo predicando durante un año y seis meses y logró convertir
gran cantidad de gentes. Más tarde dirigirá a sus habitantes sus
dos célebres cartas a los Corintios. De allí salió a hacer su
cuarta visita a Jerusalén.
Su tercer viaje
lo hizo del año 53 al 56. En este viaje lo más notorio fue que
en la ciudad de Efeso en la cual estuvo por bastantes meses,
Pablo logró que muchas personas empezaran a darse cuenta de que
la diosa Diana que ellos adoraban era un simple ídolo, y dejaron
de rendirle culto. Entonces los fabricantes de estatuillas de
Diana al ver que se arruinaba el negocio, promovieron un gran
tumulto en contra del Apóstol.
De Efeso partió
Pablo hacia Jerusalén, en su cuarto viaje a llevar a los
cristianos pobres de esa ciudad el producto de una colecta que
había promovido entre las ciudades que había evangelizado. Por
todas partes se iba despidiendo, anunciando a sus discípulos que
el Espíritu Santo le comunicaba que en Jerusalén le iban a
suceder hechos graves, y que por eso probablemente no lo
volverían a ver. Esto causaba profunda emoción y lágrimas en sus
seguidores que tanto lo estimaban.
En su cuarto
viaie
a Jerusalén del 61 al 63, los judíos promovieron contra él
un espantoso tumulto y estuvieron a punto de lincharlo. A
duras penas lograron los soldados del ejército romano
sacarlo con vida de entre la multitud enfurecida. Entonces
cuarenta judíos juraron que no comerían ni beberían mientras
no lograran matar a Pablo. Al saber la hermana de él esta
grave noticia, mandó un sobrino a que se la contara.
Entonces Pablo avisó al comandante del ejército, y de noche,
en medio de un batallón de caballería y otro de infantería,
lo sacaron de Jerusalén y lo llevaron a Cesarea. Allá estuvo
preso por dos años, pero permitían que sus discípulos fueran
a visitarlo. Al darse cuenta Pablo de que los judíos pedían
que lo llevaran a Jerusalén para juzgarlo (para poder
matarlo por el camino), pidió ser juzgado en Roma, y el
gobernante acepto su petición. Y en un barco comercial fue
enviado, custodiado por 40 soldados.
Y sucedió que en
la travesía estalló una espantosa tormenta y el barco se hundió.
Pero Jesucristo le anunció a Pablo que por el amor que le tenía
a su muy estimado Apóstol no permitiría que ninguno de los
viajeros del barco se ahogase. Y así sucedió. Lograron llegar a
la Isla de Greta y allí salvaron sus vidas del naufragio. Al fin
llegaron a Roma, donde esperaban a Pablo con gran entusiasmo los
cristianos. En esa ciudad capital estuvo por dos años preso
(casa por cárcel) con un centinela en la puerta. Y los
cristianos y los judíos iban frecuentemente a charlar con él, y
aprovechaba toda ocasión que se le presentara para hablar de
Cristo y conseguirle más y más seguidores.
Cuando estalló la
persecución de Nerón (a. 67), éste mandó matar al gran Apóstol,
cortándole la cabeza. Dicen que sucedió el martirio en el sitio
llamado Las Tres Fontanas.
SUS 13 CARTAS:
San Pablo se ha
hecho famoso por sus 13 cartas en las cuales enseña verdades
valiosísimas para la vivencia de nuestra fe. Esas Cartas son:
Romanos, Corintios (1 y 2), Gálatas, Efesios, Filipenses,
Colosenses, Filemón, Tesalonicenses (1 y 2), Timoteo (1 y 2) y
Tito. En su segunda Carta a los Corintios, San Pablo narra así
lo que le sucedió en su apostolado: "Cinco veces recibí de los
judíos 39 azotes cada vez. Tres veces fue apaleado con varas.
Tres veces padecí naufragios. Un día y una noche los pasé entre
la vida y la muerte en medio de las olas del mar. Muchas veces
me vi en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los
judíos, peligros de los paganos, peligros en la ciudad, peligros
en el campo, peligros en el mar, peligros por parte de falsos
hermanos; noches sin dormir, con hambre y sed, en frecuentes
ayunos, con frío y sin abrigo. Además de estas y otras cosas,
pesa sobre mí la preocupación por todas las Iglesias. ¿Quién se
desanima, que no me haga desanimar?. ¿Quién tropieza sin que un
fuego me devore? Pablo, fervoroso Apóstol, un favor te pedimos
al recordarte en este año: suplícale a Dios que te imitemos en
tu inmenso amor a Jesucristo y en tu deseo impresionante de
salvar almas.
Que cada uno de
nosotros pueda repetir aquella famosa frase tuya: "Me desgasto y
me desgastaré por el bien de las almas y por el Reino de Cristo
Jesús".
Regresar
Arriba
TEXTOS SELECCIONADOS
DE SAN PABLO
“Pues no me avergüenzo del Evangelio, que es una fuerza de
Dios para la salvación de todo el que cree” (Rom 1, 16)
“Realmente, mi proceder no lo comprendo; pues no hago lo que
quiero, sino que hago lo que aborrezco” (Rom 8, 15)
“Los que viven según la carne, desean lo carnal; mas los que
viven según el espíritu, lo espiritual” (Rom 8, 5)
“Estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son
comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros”
(Rom 8, 18)
“Esperar lo que no vemos, es aguardar con paciencia” (Rom 8, 25)
“En todas las cosas intervine Dios para bien de los que le aman”
(Rom 8, 28)
“Si Dios esta con nosotros ¿quien contra nosotros?” (Rom 8, 32)
“¿Qué diremos, pues? ¿Qué hay injusticia en Dios? ¡De ningún
modo!”(Rom 9, 14)
¡Oh hombre! Pero ¿quién eres tú para pedir cuentas a Dios?”(Rom
9, 19)
“¿Cómo oirán sin que se les predique?” (Rom 10, 14)
“Oh abismo de la riqueza, de la sabiduría y de la ciencia de
Dios!¡Cuán insondables son sus designios e inescrutables sus
caminos!” (Rom 11, 33)
“No sigan la corriente del mundo en que vivimos, más bien
transfórmense por la renovación de su mente. Así sabrán ver cuál
es la voluntad de Dios, lo que es bueno, lo que le agradan” (Rom
12, 2)
“Sirvamos cada cual con nuestros diferentes dones” (Rom 12, 6)
“Vivan en armonía unos con otros” (Rom 12, 16)
“Revístanse de Cristo Jesús, el Señor” (Rom 13, 14)
“Estén siempre listos para hacer el bien y evitar el mal” (Rom
16, 19)
“No cuenta ni el que planta ni el que riega, sino Dios que hace
crecer” (1 Cor 3, 7)
“Juntos trabajemos en la obra de Dios” (1 Cor 3, 9)
“¿No saben ustedes que son Templo de Dios, y que el Espíritu de
Dios habita en ustedes? (1 Cor 3, 16)
“Celebremos, pues, la Pascua; no más levadura vieja, que es la
maldad y la perversidad; tengamos pan sin levadura, o sea, la
pureza y la sinceridad” (1 Cor 5, 8)
“Que nadie busque su propio interés, sino el del prójimo”
(1 Cor 10, 24)
“Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los
ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un
platillo que retiñe”, (1 Cor 13, 1)
“¡Demos gracias a Dios, que nos ha dado la victoria por nuestro
Señor Jesucristo! Por eso, queridos hermanos, permanezcan firmes
e inconmovibles, progresando constantemente en la obra del
Señor, con la certidumbre de que los esfuerzos que realizan por
él no serán vanos”. (1 Cor 15, 57-58)
“Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre
de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos reconforta
en todas nuestras tribulaciones, para que nosotros podamos dar a
los que sufren el mismo consuelo que recibimos de Dios”. (2 Cor
1, 3-5)
“Pero nosotros llevamos ese tesoro en recipientes de barro, para
que se vea bien que este poder extraordinario no procede de
nosotros, sino de Dios”. (2 Cor 4, 7)
“Déjense reconciliar con Dios” (2 Cor 5, 20)
“Sepan que el que siembra mezquinamente, tendrá una cosecha muy
pobre; en cambio, el que siembra con generosidad, cosechará
abundantemente”. (2 Cor 9, 6)
“El que se gloria, que se gloríe en el Señor” (2 Cor 10, 17)
“Te basta mi gracia, porque mi poder triunfa en la debilidad”.
(2 Cor 12, 9)
“Hermanos, alégrense, trabajen para alcanzar la perfección,
anímense unos a otros, vivan en armonía y en paz. Y entonces, el
Dios del amor y de la paz permanecerá con ustedes”. (2 Cor 13,
11)
“Yo estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que
Cristo vive en mi: la vida que sigo viviendo en la carne, la
vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por
mí”. (Gál 2, 20)
“Porque todos ustedes, por la fe, son hijos de Dios en Cristo
Jesús, ya que todos ustedes, que fueron bautizados en Cristo,
han sido revestidos de Cristo. Por lo tanto, ya no hay judío ni
pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer, porque todos
ustedes no son más que uno en Cristo Jesús. (Gál 3, 26-29)
“Y la prueba de que ustedes son hijos, es que Dios envió a
nuestros corazones el Espíritu de su Hijo, que clama a Dios
llamándolo: ¡Abbá!, es decir, ¡Padre! Así, ya no eres más
esclavo, sino hijo, y por lo tanto, heredero por la gracia de
Dios.(Gál 4, 6-7)
“Ustedes, hermanos, han sido llamados para vivir en libertad,
pero procuren que esta libertad no sea un pretexto para
satisfacer los deseos carnales: háganse más bien servidores los
unos de los otros, por medio del amor. Porque toda la Ley está
resumida plenamente en este precepto: Amarás a tu prójimo como a
ti mismo. Pero si ustedes se están mordiendo y devorando
mutuamente, tengan cuidado porque terminarán destruyéndose los
unos a los otros.” (Gál 5, 13-15)
“El fruto del Espíritu es: amor, alegría y paz, magnanimidad,
afabilidad, bondad y confianza, mansedumbre y temperancia” (Gál
5, 22)
“Si alguien se imagina ser algo, se engaña, porque en realidad
no es nada.” (Gál 6, 3)
“No nos cansemos de hacer el bien, porque la cosecha llegará a
su tiempo si no desfallecemos” (Gál 6, 9)
“Yo solo me gloriaré en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por
quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy para
el mundo” (Gál 6, 14)
“Porque Cristo es nuestra paz” (Ef 2, 14)
“Con mucha humildad, mansedumbre y paciencia, sopórtense
mutuamente por amor. Traten de conservar la unidad del Espíritu,
mediante el vínculo de la paz. Hay un solo Cuerpo y un solo
Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que ustedes han
sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. Hay un solo
Señor, una sola fe, un solo bautismo. Hay un solo Dios y
Padre de todos, que está sobre todos, lo penetra todo y está en
todos”. (Ef 4, 2-6)
“Viviendo en la verdad y en el amor, crezcamos plenamente,
unidos a Cristo. Él es la Cabeza, y de él, todo el Cuerpo recibe
unidad y cohesión, gracias a los ligamentos que lo vivifican y a
la actividad propia de cada uno de los miembros. Así el Cuerpo
crece y se edifica en el amor” (Ef 4, 15-16)
“Por eso, renuncien a la mentira y digan siempre la verdad a su
prójimo, ya que todos somos miembros, los unos de los otros. Si
se enojan, no se dejen arrastrar al pecado ni permitan que la
noche los sorprenda enojados, dando así ocasión al demonio”. (Ef
4, 25-27)
“Eviten la amargura, los arrebatos, la ira, los gritos, los
insultos y toda clase de maldad. Por el contrario, sean
mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a los
otros como Dios los ha perdonado en Cristo”. (Ef 4, 31-32)
“Sepan discernir lo que agrada al Señor, y no participen de las
obras estériles de las tinieblas; al contrario, pónganlas en
evidencia”. (Ef 5, 10-11)
“Permanezcan de pie, ceñidos con el cinturón de la verdad y
vistiendo la justicia como coraza. Calcen sus pies con el celo
para propagar la Buena Noticia de la paz. Tengan siempre en la
mano el escudo de la fe, con el que podrán apagar todas las
flechas encendidas del Maligno. Tomen el casco de la salvación,
y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios”. (Ef 6,
14-16)
“Porque para mi la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia”
(Fil 1, 21)
“Tengan entre ustedes los mismos sentimientos de Cristo
Jesús” (Fil 2, 5)
“Olvidándome del camino recorrido, me lanzo hacia delante” (Fil
3, 13)
“Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense”.
(Fil 4, 4)
“No se angustien por nada, y en cualquier circunstancia,
recurran a la oración y a la súplica, acompañadas de acción de
gracias, para presentar sus peticiones a Dios”. (Fil 4, 6)
“El (Cristo) es también la Cabeza del Cuerpo, es decir, de la
Iglesia”. (Col 1, 18)
“Vivan en Cristo Jesús, el Señor, tal como ustedes lo han
recibido, arraigados y edificados en él, apoyándose en la fe que
les fue enseñada y dando gracias constantemente”. (Col 2, 6-7)
“Ya que ustedes han resucitado con Cristo, busquen los bienes
del cielo donde Cristo está sentado a la derecha de Dios” (Col
3, 1)
“Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de
sentimientos de profundo compasión. Practiquen la benevolencia,
la humildad, la dulzura, la paciencia. Sopórtense los unos a los
otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo
de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes
lo mismo”. (Col 3, 12-13)
“La voluntad de Dios es que sean santos” (1 Tes 4, 3)
“No estén tristes como los otros, que no tienen esperanza”. (1
Tes 4, 13)
“Revistámonos con la coraza de la fe y del amor, y cubrámonos
con el casco de la esperanza de la salvación”. (1 Tes 5, 8)
“Acerca de la Venida de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra
reunión con él, les rogamos, hermanos, que no se dejen perturbar
fácilmente ni se alarmen, sea por anuncios proféticos, o por
palabras o cartas atribuidas a nosotros, que hacen creer que el
Día del Señor ya ha llegado. Que nadie los engañe de ninguna
manera”. (2 Tes 2, 1-3)
“El que no quiera trabajar, que no coma” (2 Tes 3, 10)
“No se cansen de hacer el bien, hermanos” (2 Tes 3, 13)
“¡Al Rey eterno y universal, al Dios incorruptible, invisible y
único, honor y gloria por los siglos de los siglos!”. (1 Tim 1,
17)
“Porque la avaricia es la raíz de todos los males, y al dejarse
llevar por ella, algunos perdieron la fe y se ocasionaron
innumerables sufrimientos”. (1 Tim 6, 10)
“Porque el Espíritu que Dios nos ha dado no es un espíritu de
temor, sino de fortaleza, de amor y de sobriedad”. (2 Tim 1, 7)
“Acuérdate de Jesucristo, que resucitó de entre los muertos. Si
hemos muerto con é1, viviremos con él”. (2 Tim 2, 8-11)
“Toda la Escritura esta inspirada por Dios, y es útil para
enseñar y para argüir, para corregir y para educar en la
justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y este
preparado para hacer siempre el bien”. (2 Tim 3, 16-17)
“En cuanto a ti, debes enseñar todo lo que es conforme a la sana
doctrina”. (Tito 2, 1)
Regresar
Arriba
Santísima Trinidad

Se celebra
en el 1er. domingo,
después de
la venida del Espíritu Santo
Esta fiesta fue
establecida en 1334 por el papa Juan XXII y quedó fijada para el
domingo después de la venida del Espíritu Santo. El misterio
central de nuestra fe, el misterio de la Santísima Trinidad,
fuente de todos los dones y gracias; el misterio de la vida
íntima de Dios. Toda la liturgia de la Misa de ese domingo nos
invita a tratar con intimidad a cada una de las Tres Personas,
al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Cada vez que con fe y con
devoción rezamos Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,
estamos invocando la Santísima Trinidad, verdadero y único Dios.
La Trinidad constituye
el misterio supremo de nuestra fe. Y misterio es una verdad de
la que no podemos saberlo todo.
En el caso de la
Santísima Trinidad, sabemos lo que Dios mismo a través de las
Sagradas Escrituras y de Jesucristo, nos ha revelado.
Este misterio que no
podemos comprender totalmente, sí podemos vivirlo, ya san Pablo,
se despedía de las comunidades cristianas diciendo: “La gracia
de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del
Espíritu Santo, esté siempre con ustedes”.
El misterio de la
Santísima Trinidad, estaba presente ya en tiempos de los
apóstoles. Pero ¿vive fecundamente en nosotros? En el Evangelio
de ese día, Jesús al despedirse de sus discípulos, los envía,
les da la misión universal de hacer discípulos y bautizar “en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”.
La misión fue cumplida
por los discípulos y aún hoy lo está siendo por nosotros. Todos
nosotros hemos sido bautizados “en el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo”, en el nombre de la Santísima
Trinidad. Adoramos, entonces, a Dios uno y Trino como
consecuencia de nuestra fe bautismal. De modo que al proclamar
nuestra fe en la verdadera y eterna divinidad, adoramos a tres
personas distintas, de única naturaleza, iguales en su dignidad
según se reza en el prefacio de la misa de ese domingo:
“En verdad es justo,... darte gracias siempre y en todo lugar,
Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno. Que con tu Único
Hijo y el Espíritu Santo, eres un solo Dios, un solo Señor; no
una sola Persona, sino tres Personas en una sola naturaleza. Y
lo que creemos de tu Gloria, porque tú lo revelaste, lo
afirmamos también de tu Hijo y también del Espíritu Santo, sin
diferencia ni distinción”.
Regresar Arriba
Durante la celebración de la
Misa Romana
promulgada por Pablo VI, «expresión ordinaria de la
Lex orandi, de la Iglesia católica de rito
latino» (Benedicto XVI, Motu Proprio Summorum
Pontificum art. 1.), «se tendrá que
prestar atención a aquellas cosas que se establecen
por esta Instrucción general y por
la praxis tradicional del Rito romano, y a
aquellas que contribuyan al bien común espiritual
del pueblo de Dios, más que al deseo o a las
inclinaciones privadas» (Institutio generalis
Missalis Romani, 42).
Gestos y posturas corporales de los fieles durante
la Misa (forma ordinaria) -
Pasos en la dirección de la hermenéutica de la
continuidad
1º Pueden estar de rodillas
(praxis tradicional del
Rito romano)
Desde el
principio del canto de entrada hasta cuando el
sacerdote se dirige al altar.
2º Están de pie
Desde cuando el sacerdote se dirige al
altar, hasta la colecta inclusive.
3º Están sentados
Mientras se proclaman las lecturas antes
del Evangelio y el salmo responsorial.
4º Están de pie
Al canto del Aleluya antes del
Evangelio y durante la proclamación del Evangelio.
5º Están sentados
Durante la homilía.
6º Están de pie
(*)
Mientras se hace la profesión de fe. Sin
embargo, a las palabras: y por la obra del
Espíritu Santo, etc., o que fue concebido
por obra y gracia del Espíritu Santo, todos se
inclinan profundamente; y en la solemnidades de la
Anunciación y de Navidad del Señor, se arrodillan. (Praxis
tradicional del Rito romano: siempre de
rodillas a las palabras y por la obra del
Espíritu Santo, etc.), y mientras se hace la
oración universal.
7º Están sentados
Durante la homilía y mientras se hace la
preparación de los dones para el ofertorio.
8º Están de pie
Desde la invitación Orad, hermanos,
antes de la oración sobre las ofrendas, hasta cuando
termina la aclamación del “Santo”.
9º Pueden estar de rodillas
(praxis tradicional del
Rito romano)
Desde cuando termina la aclamación del
“Santo” hasta el final de la Plegaria Eucarística.
Sin embargo, los fieles estarán siempre de rodillas
durante la consagración.
10º Están de pie
Desde el final de la Plegaria Eucarística,
hasta antes de la Comunión cuando el sacerdote dice
“Éste es el Cordero de Dios”.
11º Pueden estar de rodillas
(praxis tradicional del
Rito romano)
Desde antes de la Comunión cuando el
sacerdote dice “Éste es el Cordero de Dios” hasta el
sagrado silencio después de la Comunión.
12º Están de pie
(*)
Desde después del sagrado silencio después
de la Comunión hasta el final de la Misa. Sin
embargo, los fieles se inclinan para recibir la
bendición solemne. (Praxis
tradicional del Rito romano: siempre de
rodillas a la bendición).
INSTRUCCIÓN GENERAL DEL MISAL ROMANO:
Institutio generalis Missalis Romani,
42-43, 137, 185, 274-275 (Editio tertia, 2002)
Gestos y posturas corporales
(MR 42-44)
«42.
Los gestos y posturas corporales, tanto del
sacerdote, del diácono y de los ministros, como del
pueblo, deben tender a que toda la celebración
resplandezca por el noble decoro y por la sencillez,
a que se comprenda el significado verdadero y pleno
de cada una se sus diversas partes y a que se
favorezca la participación de todos [52].
Así, pues,
se tendrá que prestar atención a aquellas
cosas que se establecen
por esta
Instrucción general y por la
praxis tradicional del Rito romano,
y a aquellas que contribuyan al bien común
espiritual del pueblo de Dios, más que al deseo o a
las inclinaciones privadas.
La uniformidad de las posturas, que debe ser
observada por todos participantes, es signo de la
unidad de los miembros de la comunidad cristiana
congregados para la sagrada Liturgia: expresa y
promueve, en efecto, la intención y los sentimientos
de los participantes.
43.
Los fieles están de pie
desde el principio del canto de entrada,
o bien, desde cuando el
sacerdote se dirige al altar, hasta
la colecta inclusive; al canto del Aleluya
antes del Evangelio; durante la proclamación del
Evangelio; mientras se hacen la profesión de fe y la
oración universal; además desde la invitación
Orad, hermanos, antes de la oración sobre las
ofrendas, hasta el final de la Misa, excepto lo que
se dice más abajo.
En cambio,
estarán sentados mientras se
proclaman las lecturas antes del Evangelio y el
salmo responsorial; durante la homilía y mientras se
hace la preparación de los dones para el ofertorio;
también, según
las circunstancias, mientras se
guarda el sagrado silencio después de la Comunión.
Por otra parte,
estarán de rodillas,
a no ser por causa de salud, por la estrechez del
lugar, por el gran número de asistentes o que otras
causas razonables lo impidan,
durante la consagración.
Pero los que no se arrodillen para la consagración,
que hagan inclinación profunda mientras el sacerdote
hace la genuflexión después de la consagración.
Sin embargo, pertenece a la Conferencia Episcopal
adaptar los gestos y las posturas descritos en el
Ordinario de la Misa a la índole y a las tradiciones
razonables de los pueblos, según la norma del
derecho [53]. Pero préstese atención a que respondan
al sentido y la índole de cada una de las partes de
la celebración.
Donde existe la
costumbre de que el pueblo permanezca de rodillas
desde cuando termina la aclamación del “Santo” hasta
el final de la Plegaria Eucarística y antes de la
Comunión cuando el sacerdote dice “Éste es el
Cordero de Dios”, es laudable que se conserve».
Liturgia de la palabra (MR 137)
«137. El Símbolo se canta
o se dice por el sacerdote juntamente con el pueblo
(cfr. n 68) estando todos de pie.
A las palabras:
y por la obra del Espíritu Santo, etc., o
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu
Santo,
todos se inclinan profundamente; y en la
solemnidades de la Anunciación y de Navidad del
Señor, se arrodillan».
Rito de conclusión (MR 185)
«185. Si se emplea la
oración sobre el pueblo o la fórmula de
bendición solemne,
el diácono dice:
Inclinaos para recibir
la bendición. Una vez que el
sacerdote haya impartido la bendición, el diácono
despide al pueblo, vuelto hacia él, diciendo con las
manos juntas: Podéis ir en paz».
Genuflexión e inclinación (MR 274-275)
«274. La
genuflexión,
que se hace doblando la rodilla derecha hasta la
tierra, significa adoración; y por eso se reserva
para el
Santísimo Sacramento, así como para
la santa Cruz
desde la solemne adoración en la acción litúrgica
del Viernes Santo en la Pasión del Señor hasta el
inicio de la Vigilia Pascual.
En la Misa el sacerdote que celebra hace tres
genuflexiones, esto es: después de la elevación de
la Hostia, después de la elevación del cáliz y antes
de la Comunión. Las peculiaridades que deben
observarse en la Misa concelebrada, se señalan en
sus lugares (cfr. núms. 210-251).
Pero si el tabernáculo con el Santísimo Sacramento
está en el presbiterio, el sacerdote, el diácono y
los otros ministros hacen genuflexión cuando llegan
al altar y cuando se retiran de él, pero no durante
la celebración misma de la Misa.
De lo contrario,
todos los que pasan
delante del Santísimo Sacramento hacen genuflexión,
a no ser que avancen procesionalmente.
Los ministros que llevan la cruz procesional o los
cirios, en vez de la genuflexión, hacen inclinación
de cabeza.
275. Con la
inclinación se
significa la reverencia y el honor que se tributa a
las personas mismas o a sus signos. Hay dos clases
de inclinaciones, es a saber, de cabeza y de cuerpo:
a) La
inclinación de cabeza
se hace cuando se
nombran al mismo tiempo
las
tres Divinas Personas, y al
nombre de Jesús,
de la bienaventurada
Virgen María
y del Santo
en cuyo honor se
celebra la Misa.
b) La inclinación de cuerpo, o
inclinación profunda, se hace: al altar, en las
oraciones Purifica mi corazón y Acepta,
Señor, nuestro corazón contrito; en el Símbolo,
a las palabras y por obra del Espíritu Santo
o que fue concebido por obra y gracia del
Espíritu Santo; en el Canon Romano, a las
palabras Te pedimos humildemente. El
diácono hace la misma inclinación cuando pide la
bendición antes de la proclamación el Evangelio. El
sacerdote, además, se inclina un poco cuando, en la
consagración, pronuncia las palabras del Señor».
Notas
[52]
Cfr. Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución
sobre la Sagrada Liturgia,
Sacrosanctum Concilium, núms. 30. 34;
cfr. también allí el núm. 21.
[53]
Cfr. Concilio Ecuménico Vaticano II, Constitución
sobre la Sagrada Liturgia,
Sacrosanctum Concilium, núm. 40;
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de
los Sacramentos, Instrucción Varietates
legitimae, día 25 de enero de 1994, núm. 41:
A.A.S. 87 (1995) pág. 304.
Regresar Arriba
Los Diez Mandamientos:
A la luz de las tres vertientes;
I
-
el Éxodo (salida o emigración de los israelitas de Egipto),
II
-
Deuteronomio (segunda ley o
repetición de la recibida en el Sinaí) y
III
-
como la Iglesia Cristiana los presenta al hombre en su Tradición
y Catequesis.
I-Éxodo
20, 2 - 17 |
II -Deuteronomio
5, 6 - 21 |
III |
Yo soy el Señor
tu Dios que te ha sacado del país de Egipto, de la casa
de servidumbre. |
Yo soy el
señor, tu Dios, que te ha sacado de Egipto, de la
servidumbre. |
|
No habrá para
ti otros dioses delante de mí. No te harás escultura ni
imagen alguna, ni de lo que hay arriba en los cielos, ni
de lo que hay abajo en la tierra. No te postrarás ante
ellas ni les darás culto, porque el Señor, tu Dios, soy
un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres
en los hijos, hasta la tercera y cuarta generación de
los que me odian, y tengo misericordia por millares con
los que me aman y guardan mis mandamientos. |
No habrá para
ti otros dioses delante de mí... |
Amarás a Dios
sobre todas las cosas. |
No tomarás en
falso el nombre del Señor, tu Dios, porque el Señor no
dejará sin castigo a quien toma su nombre en falso. |
No tomarás en
falso el nombre del Señor tu Dios... |
No tomarás el
nombre de Dios en vano. |
Recuerda el día
del sábado para santificarlo. Seis días trabajarás y
harás todos tus trabajos, pero el séptimo día es día de
descanso para el Señor, tu Dios. No harás ningún
trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni
tu sierva, ni tu ganado, ni el forastero que habita en
tu ciudad. Pues en seis días hizo el Señor el cielo y la
tierra, el mar y todo cuanto contiene, y el séptimo
descansó; por eso bendijo el Señor el día del sábado. |
Guardarás el
día del sábado para santificarlo. |
Santificarás
las fiestas. |
Honra a tu
padre y a tu madre para que se prolonguen tus días sobre
la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar. |
Honra a tu
padre y a tu madre. |
Honrarás a tu
padre y a tu madre. |
No matarás. |
No matarás. |
No matarás. |
No cometerás
adulterio. |
No cometerás
adulterio. |
No cometerás
actos impuros. |
No robarás. |
No robarás. |
No robarás. |
No darás falso
testimonio contra tu prójimo. |
No darás
testimonio falso contra tu prójimo. |
No dirás falso
trestimonio ni mentirás. |
No codiciarás
la casa de tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu
prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su
asno, ni nada que sea de tu prójimo.
|
No desearás la
mujer de tu prójimo. |
No consentirás
pensamientos ni deseos impuros. |
No
codiciarás... nada que sea de tu prójimo. |
No codiciarás
los bienes ajenos. |
Regresar Arriba
El Valor de las
Pequeñas Cosas
Aprende a
escuchar el valor de
las pequeñas cosas, de los
acontecimientos. |
Verás que todo habla, todo se comunica contigo. |
Con cada falta de delicadeza, hiero un poco a
aquellos que me aman. |
Con cada desatención, no soy ni educado ni
cristiano. |
Con cada mirada de desprecio, alguien resulta
golpeado. |
Con cada gesto de impaciencia, doy una bofetada
invisible a los que viven a mi lado. |
Con cada perdón que niego, va un pedazo de mi
egoísmo. |
Con cada resentimiento que esbozo, revelo algo de mi
amor propio herido. |
Con cada palabra áspera que digo, pierdo algunos
puntos para el cielo. |
Con cada omisión que practico, rasgo una hoja del
evangelio. |
Con cada limosna que niego, alejo más triste a un
pobre. |
Con cada juicio malicioso, aflora mi lado mezquino. |
Con cada oración que no hago, pierdo un mundo de
gracia. |
Con cada burla que hago, peco contra el silencio. |
Con cada llanto que enjuago, hago más feliz a mi
hermano. |
Con cada acto de fe, canto un himno a la vida. |
Con cada sonrisa que desparramo, planto una
esperanza. |
Con cada espina que clavo, lastimo el corazón de un
semejante. |
Con cada espina que arranco, alguien besará mi mano. |
"Si en cada paso que
voy a dar, me detengo y me pregunto, ¿Jesús, lo haría?, mis
tropiezos serían mínimos"
Regresar Arriba
CATEQUESIS PARROQUIAL
En el no 5 del Catecismo de la Iglesia Católica
leemos: "Globalmente, se puede decir que la catequesis es
una educación en la fe de los niños, de los jóvenes y
adultos que comprende especialmente en una enseñanza de la
doctrina cristiana, dada generalmente de modo orgánico y
sistemático con miras a iniciarlos en la plenitud de la vida
cristiana".
Siempre que se inicia un periodo de catequesis se deben
hacer unas consideraciones que nos ayuden a todos.
En
primer lugar se debe agradecer y animar a los catequistas a
proseguir su colaboración en la vida de la Iglesia, su
servicio a favor de los niños, adolescentes, jóvenes y
adultos que acudirán semana tras semana a la catequesis para
ir, poco a poco, creciendo en la fe.
En
segundo lugar se le debe pedir a los papás de los
catequizandos que estén prestos a colaborar con los
catequistas. Que deben acudir a las reuniones y actividades
que se programen. Unidos padres y catequistas no hay duda
que la catequesis va a resultar mucho más fructífera. Se le
debe recordar a los papás lo que dijo el Vaticano II: "Los
padres son los primeros y pricipales educadores en la fe de
sus hijos"(G.E. 3)
En
tercer lugar se le pide a toda la comunidad parroquial, que
en sus oraciones tengan presentes a los catequizandos, a los
papás y a los catequistas, para que así también se sientan
parte de la CATEQUESIS PARROQUIAL, que es algo que a todos
atañe, aunque a cada uno de una forma diferente, por eso es
una responsabilidad común y a la vez diferenciada.
Hay
que recordar en todo momento las palabras del mismo Jesús,
el Maestro: "Id, pues, enseñad a todas las
gentes"(Mt.28,19).
Regresar Arriba
BIENAVENTURADOS LOS QUE
LLORAN,
PORQUE ELLOS SERÁN
CONSOLADOS
¿Dolor? ¿Luto? No los
buscamos, pero en ocasiones los sentimos. Sólo la esperanza
que nace de la confianza en Dios nos da fuerza y ánimo en
los momentos duros de nuestra vida. En el alma el gran luto
es la ausencia de Dios.
Con Dios todo es
superable, y, aunque sangre el corazón, sentiremos el
consuelo y la serenidad, frutos de la fe sinceramente
vivida. Si confiamos en Él siempre encontraremos, en el muro
del dolor, una grieta donde brille un poco de luz que nos
ayude a seguir y vivir. Meditar los dolores de Jesús y de
María nos hará más comprensible la aparente ausencia y
silencio de Dios.
Enfrentarse al dolor es
luchar por la vida, sobretodo cuando lo hacemos por la
vida de los hermanos. Todo esfuerzo por evitar y reducir el
dolor de otro, nos hace sentir en el corazón la paz y la
serenidad, y nos acerca más íntimamente a Dios.
Jesús no modificó las
leyes de la creación. Más aún, siendo capaz de suprimir el
sufrimiento ajeno no se lo evitó a sí mismo. ¿Era preciso?
¿Y por qué era preciso? El misterio del dolor sigue siendo
indescifrable para nosotros. Dios no nos ha explicado este
enigma. Se hizo hombre para enseñarnos a vivir y a triunfar
sobre el mal en el seno mismo de la oscuridad. Éste es el
consuelo anunciado en esta Bienaventuranza. Él padeció, con
el fin de ayudarnos a sufrir para que nuestras lágrimas,
como las suyas, tengan un valor redentor. Jesús prefirió
volver nuestras miradas hacia el porvenir y asegurarnos que
nuestro dolor no es inútil. Los cristiano seremos consolados
si aceptamos los inevitables sufrimientos, de los que nadie
está exento, como un sacramento de unión a Cristo para la
realización de su obra redentora.
Regresar Arriba
EL BAUTISMO
FOLLETO EVC 168
ARQUIDIÓCESIS PRIMADA DE MÉXICO
EL
BAUTISMO
R.P.
Pedro Herrasti, S.M.
NIHIL
OBSTAT
17 de
marzo de 1999
Censor
Pbro. Dr. José Luis G.
Guerrero Rosado
IMPRIMATUR
30 de
marzo de 1999 Pbro. Lic. Guillermo Moreno Bravo Vicario
General.
EL
BAUTISMO
"Id
y bautizad a todas las naciones, enseñándoles a cumplir todo
lo que Yo os he mandado" (Mt.28,19-20).
Con estas
solemnes palabras, Nuestro Señor Jesucristo se despide de
los Apóstoles momentos antes de su Ascensión a los Cielos.
Les deja encomendada nada menos que la salvación de la
humanidad entera. Y la Iglesia naciente, espera en Jerusalén
con la Virgen María, la venida del Espíritu Santo que les
daría las luces y la fortaleza para emprender tan grande
obra.
¿Qué
es el Bautismo?, ¿en qué radica su urgencia y su grandeza?
es el objeto de este folleto ayudar al cristiano a conocer y
valorar el hecho de haber sido bautizado cuando pequeño o
del adulto no bautizado que se prepara para recibirlo al
terminar su catecumenado.
Un
rito muy antiguo
Dado que
el agua naturalmente lava o purifica, en muchas culturas o
religiones antiguas ya desaparecidas o aún vigentes, se ha
acostumbrado realizar con agua un rito de "purificación",
simbolizando arrepentimiento por las faltas cometidas.
Actualmente, en la India por ejemplo, cientos de miles de
hindúes entran al Río Ganges en Benarés en ceremonias
impresionantes tanto por el número de los devotos y la
intensidad de su devoción como del entorno mismo en que se
verifican los ritos.
En
Palestina, en tiempos de Jesucristo, apareció Juan, el
pariente del Señor, bautizando en el río Jordán, instando a
los judíos a arrepentirse de sus pecados: "Convertíos
porque ha llegado el Reino de los Cielos... Yo os bautizo en
agua para la conversión" (Mt.3,2;1 l).
Pero
aparte de las disposiciones personales de los que entran al
río Ganges o aquellos bautizados en el río Jordán por San
Juan, solamente en el agua, dichos ritos bautismales no
tenían ni tienen en realidad eficacia alguna para perdonar
los pecados: eran y son a lo más una figura, una
preparación para el verdadero Bautismo Sacramental
instituido por Jesucristo.
El
Bautismo Sacramental
San Juan
Bautista declaró: "Aquél que viene detrás de mí es más
fuerte que yo, y no soy digno de desatarle las sandalias. El
os bautizará en Espíritu Santo y fuego". (Mt.3,11)
Un día,
entre la multitud que acudía a ser bautizada en el Jordán,
apareció Jesús y ante el asombro del Bautista, pidió a
también ser bautizado "no porque hubiera tenido él
necesidad de ser purificado - nos dice San Agustín-
sino para purificar las aguas bautismales con el contacto de
su carne divina y comunicarles la virtud de purificar a los
que después fueren Bautizados".
Ese fue,
según los Padres de la Iglesia, el momento en que el
bautismo invitando a la conversión, fue elevado al rango de
Bautismo Sacramental, con toda la eficacia que le confiere
el poder del Espíritu Santo.
LOS
SACRAMENTOS DE INICIACIÓN
El
Bautismo forma parte de lo que la Iglesia llama Sacramentos
de Iniciación. Siguiendo la analogía de la vida natural, que
tiene un origen, un crecimiento y necesita un sustento, el
cristiano nace a la vida de la Gracia por el Bautismo, crece
por la Confirmación y se nutre y fortalece por la
Eucaristía. Todavía faltan los demás Sacramentos llamados de
Curación y de Servicio a la Comunidad, que conforman en
plenitud la vida Cristiana.
¿QUÉ
ES EL BAUTISMO?
El
Catecismo de la Iglesia Católica en su número 1213 define
así al Bautismo: "es el fundamento de toda la vida
cristiana, el pórtico de la vida en el Espíritu y la puerta
de acceso a los otros Sacramentos. Por el Bautismo somos
liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios,
llegamos a ser miembros de Cristo y hechos partícipes de su
misión".
Un
nuevo nacimiento
La
palabra clave de la definición es "regenerados" o sea, que
somos generados nuevamente, nacidos de nuevo. En efecto,
cuando el fariseo Nicodemo, de noche, visita a Jesucristo,
recibe del Señor la siguiente noticia: "En verdad te
digo, nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo,
de lo
alto" (Jn.3,3). Así como nacemos a la vida natural
por medio de los padres, nacemos a otra vida superior en el
Bautismo. Cuando Jesús dijo: "He venido para que tengan
Vida y la tengan en abundancia" (Jn.10,10), nos estaba
prometiendo no la vida natural que se adquiere por la unión
conyugal, sino la Vida Divina que él tiene desde la
eternidad, como Hijo de Dios. Es designio eterno de Dios el
que los hombres lleguemos a participar de su Divinidad.
Es lo que llamamos Gracia Santificante.
Por
encima de todo lo que nos proporciona el Bautismo, está el
prodigio de llegar a ser divinizados por el agua y el
Espíritu Santo en el sencillo rito del Bautismo. Es el
momento más importante de nuestras vidas. Si debemos
agradecer a nuestros padres naturales el habernos comunicado
la vida humana, ¡cómo podremos agradecer a Dios el
comunicarnos su Vida Divina! La Gracia es evidentemente
el don más extraordinario y preciado del Cristiano.
Nos
libera del pecado
La
Gracia, Vida Divina en nosotros, no puede coexistir con
ninguna clase de pecado. Al ser bautizados, somos liberados
automáticamente del pecado original o cualquier otro pecado,
si el bautizado es adulto. Normalmente se menciona mucho el
perdón del pecado original (aunque no se entienda bien que
es) y se pasa por alto lo más importante que es la
divinización de nuestras almas.
Nos hace
Hijos de Dios
Naturalmente no somos hijos de Dios: somos sus criaturas
y entre Dios y el hombre, existe una distancia Infinita.
Aunque seamos la cúspide de la Creación, no tendríamos el
derecho de llamara Dios "Padre", como un ser inferior, por
ejemplo un animal, no tendría derecho de llamar padre a una
persona humana. Pero en- el Bautismo, al ser infundidos de
la Vida Divina, nacemos realmente de Dios, somos elevados
por sobre la naturaleza humana y por eso también llamamos a
la Gracia "Vida Sobrenatural". Por eso San Juan emocionado
nos dice: "¡Vean qué amor singular nos ha dado el Padre,
que no solamente nos llamamos hijos de Dios, sino que lo
somos!" (1 Jn.3,1)
Esa es
nada menos que la dignidad del cristiano: ser hijo de
Dios. Si la estirpe humana importa y puede ser motivo de
legítimo orgullo, el tener como Padre a Dios mismo, es el
clímax de nobleza, inpensable para un ser humano y a la que
accedemos gratuitamente al ser bautizados.
Somos
hermanos de Cristo
Las
maravillas de la obra de Dios en nosotros vienen como en
cascada: al adoptarnos Dios como hijos suyos, también nos
hace automáticamente hermanos de Jesucristo.¡Ser
hermanos de Jesús! Es el colmo del amor que Dios nos tiene.
Llamar a
Cristo "hermano mío" suena a un atrevimiento tan solo
comparable al de llamar al Padre Eterno "papá". Pero no es
así, sino todo lo contrario. Dios quiere que así nos
relacionemos con Él.
Somos
templos del Espíritu Santo
La
divinización del hombre es obra del Espíritu Santo. No hemos
sido bautizados tan solo en agua, sino en agua y Espíritu
Santo. El viene a nosotros calladamente, sin luces celestes
ni música angelical, porque normalmente así actúa Dios, en
el silencio de la Fe.
Por eso
nuestros cuerpos son sagrados. San Pablo tiene que increpar
duramente a los Corintios que caían en toda clase de
depravaciones. "¿No saben ustedes que son Templo de Dios
y que el Espíritu Santo hábita en ustedes? Al que destruya
el Templo de Dios, Dios lo destruirá. El Templo de Dios es
santo y ese templo son ustedes" (1 Cor.3,16-17).
Somos
hijos de la Santísima Virgen María
Con mucha
naturalidad y espontáneamente admitimos que María Santísima
es nuestra Madre del Cielo, así como tenemos una mamá en la
tierra. Pero no es una ilusión o un mero título "de cariño"
sino que al ser hermanos adoptivos de Jesús por la Gracia,
venimos a ser realmente hijos adoptivos de su Madre. No de
otra manera se presentó la Virgen María al Beato Juan Diego:
"¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre? ¿No estás acaso en mi
regazo?"
Nos
hace miembros de la Iglesia
Por el
Bautismo, somos agregados al Pueblo de Dios, a la Asamblea
de los Santos, Cuerpo Místico de Cristo, con todos los
derechos de un cristiano, como el acceso a los demás
Sacramentos y a la participación en los tesoros espirituales
de la Iglesia que consisten en los méritos infinitos de
Jesucristo y de todos los Santos del Cielo y de la tierra.
Al mismo
tiempo de tan grandes beneficios, quedamos obligados al
cumplimiento de sus leyes, que siempre son, como la misma
Ley de Dios, para beneficio de los cristianos.
Imprime en el alma un carácter
El
Bautismo solo puede conferirse una sola vez, como una sola
vez podemos nacer de nuestra madre. El alma queda marcada
para siempre con el carácter de hijo de Dios, aunque
posteriormente renegáramos de la Fe Cristiana o viviéramos
en pecado mortal. El Bautismo es el "sello del Señor con
que el Espíritu Santo nos ha marcado para el día de la
redención" (San Agustín). Es en efecto, según San
Ireneo, el "sello de la vida eterna". El fiel que
guarde el sello hasta el fin, es decir, que permanezca fiel
a las exigencias de su Bautismo, podrá morir marcado con el
"sello de la Fe" en la espera de la visión bienaventurada de
Dios y de la resurrección al final de los tiempos.
Resumiendo:
El
Bautismo, al comunicarnos la Vida de la Gracia, que no es
otra cosa que la Vida Divina, nos hace hijos de Dios Padre,
hermanos de Jesucristo, templos del Espíritu Santo e hijos
de María Santísima, miembros de la Iglesia y partícipes de
sus méritos infinitos, imprimiendo en nuestras almas un
carácter indeleble. Pero aún hay más: el Bautismo nos hace
SANTOS pues la santidad consiste precisamente en vivir en
Gracia de Dios, en llevar en nosotros la misma Vida Divina.
"Sean santos como vuestro Padre Celestial es Santo" es
el deseo de Jesucristo.
Excelencia del Bautismo
Después
de estas consideraciones es fácil comprender la excelencia
de nuestro Bautismo. A partir del Don preciosísimo de la
Gracia, que no solamente limpia nuestra alma de todo pecado
sino que nos comunica la misma Vida Divina haciéndonos
Santos, y nos da la posibilidad de gozar después de la
muerte, de la felicidad de Dios mismo, comprendemos que el
día más importante de nuestras vidas no fue el de nuestro
nacimiento natural que festejamos en los cumpleaños, sino
nuestro nacimiento por el Bautismo a una vida superior. Es
por eso que muchos cristianos festejamos el aniversario de
nuestro Bautismo.
El
conocimiento de la grandeza del Bautismo fue lo que llevó a
decir a una camarera del Rey de Francia, cuando éste le
reclamó diciendo: "¡Mira que soy el Rey de Francia!" "¿Y no
sabéis Vos -dijo la mujer- que yo soy hija de Dios por mi
Bautismo?"
Si
ciertamente la Sagrada Eucaristía es la cumbre de los
Sacramentos ya que nos da no solamente la Gracia sino al
Autor mismo de la Gracia, sin embargo es el Bautismo aún más
necesario que ella, pues siendo la Eucaristía el alimento
supremo del alma, no podemos alimentarla si antes no nace a
la Vida Divina.
El
Bautismo cambia por completo el valor de nuestras buenas
obras, pues cuando no estamos en Gracia de Dios, merecerían
tan solo una recompensa meramente humana, en cambio hechas
en Gracia y con la intención de agradar a Dios, recibirán,
como lo dijo Nuestro Señor Jesucristo, un premio eterno.
Este
bendito Sacramento es el único necesario para la salvación,
pues podemos salvarnos sin haber recibido ningún otro de los
demás Sacramentos pero no sin haber sido bautizados ya que
Jesucristo dijo: "Quien no renaciera del agua y del
Espíritu Santo no puede entrar al Reino de los Cielos"
(Jn.3,5)
El
Bautismo de Adultos
Los
adultos, lo mismo que todo aquel que ha llegado al uso de la
razón, para recibir el Bautismo válidamente, deben tener las
disposiciones siguientes: En primer lugar, la voluntad, el
deseo de recibirlo, pues Dios que a nadie impone su Gracia,
la concede generosamente a todo aquel que la quiera y no
ponga obstáculo a ella. Dice el gran San Agustín: "Dios,
que te creó sin ti, no te salvará sin ti". Es necesaria
la cooperación del sujeto adulto. .
No se
tiene pues, derecho de bautizar a nadie contra su voluntad,
ni a un adulto privado de sentido a no ser que hubiera
anteriormente manifestado la voluntad de ser bautizado; pero
sí existe el derecho de bautizar a un demente de nacimiento,
privado sin remedio del uso de la razón.
Pero
además es necesario que el bautizando con uso de razón (niño
o adulto) tenga conocimiento suficiente de la Doctrina
Cristiana, tanto de las verdades contenidas en el Credo como
de los Mandamientos de Dios y de los medios de
Santificación, principalmente los Sacramentos.
Es lo que
la Iglesia llama el Catecumenado, que en tiempos antiguos
revestía suma seriedad y se podía prolongar por años. El
Catecumenado o formación de los catecúmenos, tiene por
finalidad permitirles en respuesta a la iniciativa divina y
en unión con la comunidad eclesial, llevar a madurez su
conversión y su fe. Se trata de una formación y noviciado
debidamente prolongado de la vida cristiana, en la que los
discípulos se unen con Cristo, su Maestro.
Por lo
tanto, hay que iniciar adecuadamente a los catecúmenos en el
misterio de la salvación, en la práctica de las costumbres
evangélicas y en los ritos sagrados introduciéndolos en la
vida de fe, la liturgia y la caridad del Pueblo de Dios
(Documento "Ad Gentes" del Concilio Vaticano II). La Iglesia
los abraza ya con amor, tomándolos a su cargo.
El drama
del Catolicismo en nuestra Patria consiste en que todos
fuimos bautizados de niños y no fuimos catequizados
adecuadamente ni en la familia ni en la Parroquia y menos
aún en la escuela laica oficial. De ahí la urgencia de la
instrucción religiosa que siente las bases de una vida
auténticamente cristiana ya que nadie ama lo que no conoce.
Además,
cuando hablamos de adultos, es necesario el arrepentimiento,
aunque fuera imperfecto, de sus pecados. El adulto que
habiendo cometido pecados mortales se hiciera bautizar sin
el debido arrepentimiento, recibiría válidamente el
Sacramento, pero quedarían en suspenso sus frutos (Gracia
Santificante, perdón de todos los pecados) hasta tanto se
arrepintiera.
El adulto
no necesita ni puede acudir al Sacramento de la
Reconciliación, pues por un lado el Bautismo le borrara sus
pecados y por otro lado los no bautizados no pueden
válidamente recibir ningún otro Sacramento.
Las
tres clases de Bautismo
Enseña
la Iglesia que existen tres clases de Bautismo: por el agua,
por deseo y por la sangre.
¿Cómo
sería posible que Dios en su infinito amor negara la
salvación a un hombre bueno que no pidió el Bautismo
simplemente porque nunca supo de él?
Aquel
aforismo de que "fuera de la Iglesia no hay salvación"
debe ser interpretado incluyendo a los que han amado a Dios
tal como lo conocieron y han cumplido la Ley Natural
inscrita en sus corazones; aquellos que no obraron en contra
de su conciencia y que de haber sido Evangelizados, hubieran
deseado ser bautizados. Ese es considerado el Bautismo de
deseo.
De igual
modo, si alguien no bautizado sufriera el martirio por causa
de Cristo o simplemente fuera muerto por no actuar en contra
de su conciencia, de lo cual la iglesia tiene muchísimos
casos, recibiría el Bautismo de Sangre y ciertamente
se salvaría.
Los niños
muertos sin Bautismo
En cuanto
a los niños muertos sin Bautismo, la Iglesia sólo puede
confiarlos a la misericordia divina, como expresa el rito de
sus exequias: "Dios nuestro, conocedor de los corazones y
consuelo del espíritu, tú conoces la fe de estos padres;
dales el consuelo de creer que el hijo(a), cuya muerte
lloran, está en manos de tu misericordia". En efecto, la
gran misericordia de Dios, que quiere que todos los hombres
se salven (1 Tim.2,4) y la ternura de Jesús por los
niños, que le hizo decir "Dejad que los niños vengan a
Mí, no se los impidáis" (Mc.10,14), nos permiten confiar
en que hay un camino de salvación para ellos. Por eso es más
apremiante aún la llamada de la Iglesia a no impedir que los
niños pequeños vengan a Cristo por el don del Santo
Bautismo.
Los
bautizados no Católicos
Los que
creen en Cristo y han recibido ritualmente el Bautismo,
están en cierta comunión, aunque no perfecta, con la Iglesia
Católica. Habiendo sido justificados por la fe en el
Bautismo, se han incorporado a Cristo y por tanto con todo
derecho se honran con el nombre de cristianos y son
reconocidos por la Iglesia como hermanos en el Señor, aunque
separados.
LA
CELEBRACIÓN DEL BAUTISMO
Todos los
ritos sacramentales que celebra la Iglesia están llenos de
profunda enseñanza y la persona que participa atentamente en
ellos, descubre con facilidad el sentido y la gracia
significada y producida por el mismo rito sagrado. En el
Bautismo, cada paso de la celebración nos revela la riqueza
del Sacramento y lo que realiza en el nuevo bautizado:
-
La Señal de la Cruz, al principio de la celebración,
señala ya desde el comienzo, el sello de Cristo
sobre el que le va a pertenecer y la gracia de la
redención que Cristo nos ha adquirido por su Cruz.
Todo lo que el cristiano hace, puede y debe hacerse
en honor de la Santísima Trinidad, amparados por la
Cruz de nuestro Salvador.
-
Las Lecturas Bíblicas iluminan con la verdad
revelada, a los candidatos y a la asamblea y
suscitan la respuesta de Fe, inseparable del
Bautismo. En efecto, es por la Fe que entramos a la
vida Sacramental, a la vida de Gracia.
-Exorcismo y Unción Prebautismal. El Bautismo
significa la liberación del pecado y de su
instigador, el demonio y por eso incluye un
exorcismo pidiendo a Dios que el catecúmeno sea
liberado del dominio de Satanás y pueda ser habitado
por el Espíritu Santo.
-Es ungido a continuación con el Oleo de los
catecúmenos, consagrado por el Obispo el Jueves
Santo anterior. Corno esta unción se hace en el
pecho, es conveniente, si el bautizado es un bebé,
que tenga la ropa suficientemente floja.
-
Bendición del agua. La materia propia del Bautismo
es el agua simple, signo de vida y fecundidad. El
sacerdote bendice y toca el agua invocando al
Espíritu Santo para que descienda sobre ella de modo
que los bautizados "nazcan del agua y del
Espíritu" (Jn.3,5)
-Profesión de Fe. El Bautismo no solo significa
renunciar al pecado y a Satanás, sino que es opción
por la Fe Católica. Es por ello que con diferentes
fórmulas, el catecúmeno (o los padres y padrinos en
caso de un infante) son invitados a declarar su
adhesión decidida a las verdades de nuestra Fe.
Decir "Renuncio a Satanás y creo en Cristo el
Señor" es todo un compromiso que tal vez exija
un cambio en nuestras vidas. ¡No debemos decir
palabras tan importantes frívolamente!
-
Rito del Bautismo. Llegado el momento, en la Iglesia
de rito latino, el sacerdote derrama agua bautismal
en la cabeza del catecúmeno, pronunciando al unísono
la fórmula sacramental: "N., yo te bautizo en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo".
En las
Iglesias de rito oriental, se acostumbra sumergir por tres
veces al bebé en la pila bautismal.
-La Unción con el Santo Crisma, óleo perfumado y
consagrado por el obispo, significa el don del
Espíritu Santo. Ha llegado a ser un cristiano, es
decir "ungido" por el Espíritu Santo, incorporado a
Cristo y por lo tanto, como El, constituido
sacerdote, profeta y rey. ¡Esa es la excelsa
dignidad del cristiano!
-La vestidura blanca que se impone al recién
bautizado simboliza que "se ha revestido de
Cristo" (Gál. 3,27) y que ha resucitado con El.
Es figura de la Gracia Santificante, de la pureza
del alma, libre ahora de todo pecado.
-La luz de Cristo. Del cirio Pascual, el bautizado o
sus padres o padrinos, reciben la Luz del Mundo,
simbolizando que Cristo ha iluminado al nuevo
cristiano. Al mismo tiempo simboliza que los
cristianos debemos ser la Luz del mundo, como Cristo
nos dijo: Grave responsabilidad de padres y
padrinos es proteger y alimentar la Fe del bautizado
de modo que su luz nunca se apague.
-Padre Nuestro: Ahora el bautizado es ya cristiano,
es hermano de Cristo en la Gracia e hijo del Padre
Eterno. Puede ya decir la oración de los hijos de
Dios.
¿Quién
puede recibir el Bautismo?
El
Derecho Canónico, en una frase escueta reglamenta: "Es
capaz de recibir el bautismo todo ser humano, aún no
bautizado, y sólo él". (CIC 864)
En los
orígenes de la Iglesia, cuando la predicación del Evangelio
era escuchada por adultos principalmente, el bautismo por lo
general se concedía a los que habiendo sido debidamente
instruidos e iniciados, lo pedían. Pero ya desde los tiempos
apostólicos, muchos niños fueron bautizados cuando "casas
enteras" recibieron la Fe. (Hech. 1 6,15; 18,8; 1 Cor. 1,
1 6)
Puesto
que los niños nacen con una naturaleza humana caída,
carentes de la Vida divina y manchados con el pecado
original, necesitan también el nuevo nacimiento del Bautismo
para gozar de la libertad de los hijos de Dios. Por lo tanto
la Iglesia y los padres privarían al niño de la gracia
inestimable de ser hijo de Dios si no le administran el
Bautismo poco después de su nacimiento.
Hay quien
dice que bautizar a un niño es imponerle una religión que él
no ha pedido y que hay que esperar a que sea adulto y que él
decida a qué iglesia quiere pertenecer. Es un error nacido
de la ignorancia. Al hijo tampoco se le pidió su opinión
para darle la vida natural: se le concedió por amor. Así es
con la Vida Divina. Dejar a un niño sin bautizar es un signo
de que los padres no tienen la fe cristiana ni saben lo que
es la Gracia de Dios.
La Fe
cristiana adquirida en el Bautismo, debe crecer y
desarrollarse. Por eso se renuevan las Promesas del Bautismo
cada año en la noche de la Pascua.
Los
Padrinos del Bautismo
Es tan
importante garantizar el crecimiento en la Fe del bautizado,
que la Iglesia pide que los padres tengan él auxilio de los
Padrinos, cuyo papel puede llegar a ser de suma importancia.
Estos deben ser personas auténticamente católicas, capaces
de dar un verdadero testimonio cristiano ante sus ahijados.
Por lo tanto quedan excluidas aquellas que viven en amasiato
o adulterio o las que de alguna manera serían un mal ejemplo
o motivo de escándalo.
El
lenguaje mismo nos indica el bellísimo papel de los padrinos
ya que son "padres-con" y el bautizado viene a ser
"ahijado" o sea "como-hijo". No conviene por lo tanto
aceptar el padrinazgo de muchos ahijados, siendo una
responsabilidad tan grande.
Deben
pues los padres y padrinos, cuidar la formación cristiana de
los niños proporcionándoles un ambiente sólidamente
cristiano, siendo capaces de ayudarlo en las diversas etapas
de su vida, en el esclarecimiento de sus dudas, en el
acompañamiento de la vida sacramental, en la vida de
oración, etc...
Quién
puede Bautizar
Son
ministros ordinarios del Bautismo el obispo y el presbítero
así como los diáconos. Pero en caso de necesidad, cualquier
persona, incluso no bautizada, puede bautizar.
Basta con
tener a mano agua simple y derramarla sobre la cabeza o
sobre cualquier parte del cuerpo del niño diciéndole: "Yo
te bautizo en nombre del Padre, y del Hijo y del
Espíritu Santo". Hay que tener en cuenta esto sobre todo
en los hospitales de ginecología, en donde se dan
frecuentemente los casos de peligro de muerte del recién
nacido. Médicos, enfermeras, padres, deben proporcionar al
bebé la Gracia divina. En caso de sobrevivencia, el niño
debe ser presentado en la parroquia, advirtiendo que está
bautizado y completarse la ceremonia.
La Fé de
Bautismo
Cuando un
niño es bautizado, recibe un documento firmado por el
sacerdote que lo bautizó, dando fe del hecho. Es un
documento sumamente importante que corresponde al acta
levantada en los Libros Parroquiales. Debe estar totalmente
de acuerdo en todos los datos, principalmente en el nombre
del bautizado, con el acta de nacimiento levantada en el
registro civil. Muchos problemas surgen cuando por descuido
o negligencia no concuerdan los dos documentos, se pierden o
destruyen. El cristiano debe apreciar su Fé de Bautismo y
celebrar el día en que fue hecho hijo de Dios.
El
nombre del Cristiano
En el
Bautismo, el Nombre del Señor santifica al hombre y el
cristiano recibe su nombre en la Iglesia. Puede ser el
nombre de un Santo, es decir de un discípulo que vivió una
vida ejemplar de fidelidad a Dios. Al ser puesto bajo el
patrocinio de un Santo, se ofrece al cristiano un modelo de
vida y se garantiza su intercesión.
"Procuren pues los padres, padrinos y el párroco que no se
imponga un nombre ajeno al sentir cristiano" (CIC 855).
Se da en
algunos ambientes la costumbre de escoger para los hijos
nombres inspirados en telenovelas, artistas, deportistas, o
bien nombres extranjeros imitando a otras culturas,
renegando de nuestra identidad y de nuestra historia.
Conocer a nuestro Santo Patrono y festejar su día es parte
de nuestra vida cristiana.
CONCLUSIONES PRÁCTICAS:
Comprendiendo con el estudio de este folleto la grandeza e
importancia del Bautismo, sería bueno considerar atentamente
varias cosas:
1.
Bautizar al hijo lo más pronto posible para que nazca a la
Vida Divina y sea hijo de Dios.
2.
Programar con anticipación el Bautismo en la Parroquia
correspondiente, teniendo en cuenta los horarios y las
fechas.
3.
Elegir de antemano nombres cristianos evitando aquellos
extranjerizantes o televisivos dando al niño un Santo
Patrono que no tan solo lo proteja sino que sea un ejemplo
en su vida.
4.
Elegir también buenos padrinos, personas ejemplares en su
cristianismo, capaces de ayudar a los padres en la educación
cristiana del niño. Evitar, por lo tanto a los que vivan en
amasiato o adulterio, a los herejes o gente de mala vida,
etc... No buscar quedar bien con nadie o allegarse compadres
pudientes con miras a sacar provechos materiales.
5.
No poner más interés en detalles secundarios como pueden ser
el ropón, los bolos, recordatorios, etc., que en el estudio
y comprensión del Sacramento.
6.
Aunque el Bautismo es por lo general de un infante, la
ceremonia en sí no es apta para niños que todavía no pueden
comprender la ceremonia. Convertir el templo en un jardín de
niños menores de 5 o 6 años estropea la solemnidad de tan
gran momento.
7.
No insistir en realizar el Bautismo en casas particulares,
lo que está definitivamente prohibido y con mucha razón, ya
que no solamente distrae al sacerdote de sus obligaciones en
la parroquia, sino que propicia la dispersión del Pueblo de
Dios, desconociendo la Parroquia como el centro de nuestro
culto.
8.
No rehuir a los Bautismos comunitarios. No es posible dada
la escasez de sacerdotes, que cada familia tenga su
celebración privada.
9.
No está por demás recordar a los padres de la criatura que
lean cuidadosamente tanto el Acta de Nacimiento en la
Delegación como después la Fe de Bautismo para que los
nombres, fechas y demás datos estén correctos y en
correlación en ambos documentos.
Con
frecuencia errores burocráticos causan problemas muy fuertes
en trámites legales posteriores (pasaportes, cartillas,
credencial de elector, etc.)
"En el
día de nuestro bautismo recibimos el mayor don que Dios
puede otorgar al hombre y a la mujer. Ningún otro honor,
ninguna otra distinción alcanzarán a igualar su valor.
Porque fuimos liberados del pecado e incorporados a Cristo y
a su cuerpo que es la Iglesia".
Juan Pablo II

Esta foto impresionante se convirtió en un
mensaje de fé en España. Fué tomada en el bautismo de
Valentino Mora, hijo de Erica, una madre soltera de 21 que
le pidió al fotógrafo que le tomara una foto gratis.
La foto del bautismo de Valentino Mora está
inundando el internet, porque al momento de que el
sacerdote le echa el agua bendita en su cabeza, el agua
fluye en la forma de un rosario.
Esta historia empezó en la Parroquia de la Asunción de
Nuestra Señora en Córdoba, España, donde el bautismo de este
niño de un mes de nacido tomó lugar. En el momento que se
acercaron a la pila bautismal para el sacramento del
Bautismo, Erica le pidió a la fotógrafa María Silvana
Salles, que había sido contratada por otros padres que
bautizaban sus hijos, tomarle una foto al de ella como un
favor, ya que no disponía de dinero para pagarle. La
fotógrafa, movida por el pedido de Erica, asintió a tomarle
una foto a Valentino.
María Silvana trabaja con una cámara tradicional y tuvo que
enviar el film para ser revelado en un taller de Córdoba.
Cuando ella recibió las fotos, notó con sorpresa que el
agua que le caía al bebé era un perfecto rosario.
La foto del bautismo de Valentino ha despertado la Fé en el
pueblo de Córdoba, que visitó la casa de la humilde Erica y
Valentino Mora para tocarlo.
La verdad es que esta señal de la fé ha
movilizado a todo el pueblo de Córdoba, que van a la casa de
María Silvana para comprarle una copia de la foto como si
fuera una tarjeta de oración.
Regresar Arriba
Los Sacramentos
¿Qué
es un Sacramento?
Es un signo visible
que nos transmite, una realidad invisible. Son acciones de
la Iglesia, fundadas y fundamentadas en las mismas acciones
de Jesús. Los sacramentos "corresponden a todas las etapas y
todos los momentos importantes de la vida del cristiano: dan
nacimiento y crecimiento, curación y misión a la vida de fe
de los cristianos. Hay aquí una cierta semejanza entre las
etapas de la vida natural y las etapas de la vida
espiritual". (Catecismo de la Iglesia Católica, 1210).
Los sacramentos van
acompañando nuestra vida humana, pero desde un enfoque que
trasciende a nuestro ser, que es la bendición y gracia de
Dios. Nacemos biológicamente, pero Dios nos hace nacer de
nuevo por el Bautismo. Nos enfermamos, físicamente hablando,
y Dios nos cura del pecado. Así sucesivamente, los
sacramentos se van haciendo compañeros de viaje en nuestra
propia vida.
DIVISIÓN DE LOS SACRAMENTOS:
Los SIETE
sacramentos se dividen en TRES GRUPOS, los cuales nos
permiten entender mejor la función de cada uno de ellos.
Veamos esa división:
-
SACRAMENTOS DE
LA INICIACIÓN CRISTIANA: como su nombre lo está
indicando, son los sacramentos que nos introducen en la
vida cristiana, nos ayudan y enseñan a comenzar a
caminar como hijos de Dios y miembros de la Iglesia.
A este primer grupo
pertenecen: el Bautismo, la Eucaristía, la Confirmación y la
Comunión. Es el orden en que los recibimos actualmente.
-
SACRAMENTOS DE
CURACIÓN O SANACIÓN: son los sacramentos que nos dan la
fuerza de sobreponernos a las caídas causadas por
nuestra debilidad humana y también nos brindan las
fuerzas necesarias para poder sobrellevar una
enfermedad, aceptando siempre, de parte de Dios; su
voluntad.
A este grupo pertenecen los sacramentos de
la Reconciliación y Unción de los enfermos.
-
SACRAMENTOS DE
SERVICIO SOCIAL O DE SERVICIO A LA COMUNIDAD: por medio
de estos sacramentos, las personas testimonian ante el
mundo una vocación especial y son semilla de crecimiento
para que otros se enamoren de ella y la cultiven.
A este grupo
pertenecen el Orden Sacerdotal y el Matrimonio.
Vamos a dar un paso
más. Cada sacramento trae consigo una manera particular de
otorgarnos la Gracia. Por eso, se debe tener FE en todo
sacramento. Sólo desde la fe podemos hacer posible que el
sacramento actúe de una manera eficaz y segura.
Es la persona que
recibe el sacramento quien debe cuidar esa Gracia. En el
caso del Bautismo, los padres y padrinos se deben
comprometer a enseñarle al niño o niña a cuidar la Gracia
que se le otorga en este sacramento.
Los sacramentos son
acciones de la Iglesia que, ante todo, se celebran desde la
fe. Desafortunadamente, lo primero que hacen muchas personas
frente a estas acciones es pensar en la fiesta, el vestido,
los regalos y, por ultimo, dejan las diligencias pertinentes
a sacramento.
Algunos
consejos muy importantes:
-
Antes de
preparar un sacramento en su celebración social, primero
diríjase al despacho parroquial y, con la secretaria o
sacerdote, consulte sobre todo el proceso necesario para
recibir el sacramento. No olviden que el sacramento no
conlleva una fiesta de carácter social. Lo IMPORTANTE es
la Gracia de Dios.
-
En algunos
sacramentos, se requieren ciertos documentos porque
tiene su importancia y repercusión civil. No "reniegue"
de este proceso, trate de cumplirlo al pie de la letra.
Si tiene dificultades, los mismos sacerdotes y, en
última instancia, las Diócesis le colaborarán con el
mayor gusto. Por tal motivo, no deje para última hora
las diligencias.
Regresar Arriba
Comparación Práctica del
Interior del Hombre
¿Viven
dentro del Ser Humano, DOS LOBOS?

Una mañana
un viejo Cherokee le contó
a su nieto acerca de una batalla que ocurre en el interior
de las personas.
Él dijo, "Hijo mío, la batalla es entre dos lobos dentro de
todos nosotros".
"Uno es Malvado"
- Es ira, envidia, celos, tristeza, pesar, avaricia,
arrogancia, sobervia, autocompasión, culpa, resentimiento,
inferioridad, mentiras, falso orgullo, superioridad y ego.
"El otro es Bueno"
- Es alegría, paz, amor, esperanza, caridad, serenidad,
humildad, bondad, benevolencia, empatía, generosidad,
verdad, compasión, misericodia y fe.
El nieto lo meditó por un minuto y luego preguntó a su
abuelo: “¿Qué lobo gana?”
El viejo Cherokee respondió:
"Aquél al que tú alimentes."
Regresar Arriba
Frio, Oscuridad y Maldad
"El
resultado de lo que pasa cuando el hombre no tiene el amor
de Dios presente en su corazón se llama maldad." Albert
Einsten (1879 - 1955)
Ver video
interesante donde se plantea que el frio, la oscuridad y la
maldad no existen, ni se pueden estudiar. Son sencillamente
la ausencia de calor, luz y amor de Dios, respectivamente.
Regresar
Arriba
Benedicto XVI
 
Regresar
Arriba
PALABRAS
CLAVES DEL CONCILIO VATICANO II
(1 al 10)
1. "AGGIORNAMENTO"
La
Palabra expresa el esfuerzo de toda la Iglesia para mirar
positivamente al mundo buscando "estar al día" en la lectura
de los "signos de los tiempos" que se presentan en la
realidad.
2. COLEGIALIDAD
Es
la revalorización del "colegio" de los obispos presidido por
el obispo de Roma, el Papa. Los obispos no son subalternos
del Papa sino que son responsables pastorales de su Iglesia
local. La colegialidad se expresa por medio de algunos
organismos a nivel mundial, como el sínodo de los obispos, y
a nivel nacional, como las Conferencias Espiscopales.
3. DIÁLOGO
El
Concilio ha promovido un diáogo hacia todas las direcciones
siguiendo la propuesta de la Encíclica programática de Pablo
VI, Ecclesiam suam, del 6 de agosto de 1964. De aquí en más
el diálogo será herramienta fundamental del anuncio y de la
misión de la Iglesia.
4. COMUNIÓN
El proyecto de Dios es un proyecto de comunión. La Iglesia
Católica se define como una comunión de Iglesias locales. A
nivel más profundo, la Iglesia es comunión con Dios y entre
los hombres. La pluralidad y la diversidad son entendidas
como elemento positivo.
5. LIBERTAD RELIGIOSA
Una de las más grandes innovaciones del Vaticano II con
respecto a la historia del catolicismo es la afirmación de
la lbertad religiosa, que va asociada a la libertad de
conciencia. El papa Gregorio XVI la consideraba en el siglo
XVI como un "delirio". Por primera vez, la expresión
"libertad religiosa" figura en un texto oficial católico y
el subtítulo del documento precisa: "El derecho de la
persona y de la comunidad a la libertad social y civil en
materia religiosa".
6. LITURGIA
Un deseo de los 2,500 obispos presentes en el Concilio era
llegar pronto a una reforma litúrgica cercana al pueblo que
permitiera su participación. Redescubriendo las antiguas
tradiciones litúrgicas, el pueblo vuelve a ser protagonista
de las celebraciones y de la vida eclesial.
7. ECUMENISMO
No sin encontrar algunas dificultades, la palabra ecumenismo
adquiere legitimidad plena en la Igiesia Católica. La
Iglesia de Cristo no se reduce a la Iglesia Católica romana.
Las djferentes Iglesias que están en comunión imperfecta
pero real con la Iglesia Católica, forman parte de la única
Iglesia de Cristo. La finalidad del camino ecuménico no es
la incorporación de los demás sino la búsqueda de un diálogo
serio y exigente para favorecer el encuentro.
8. PALABRA DE DIOS
El Vaticano II ha restaurado el lugar de la Palabra de Dios
como fundamento de toda la vida cristiana. El Magisterio no
está por encima de la Palabra de Dios, sino a su servicio.
Todo el Pueblo de Dios puede y debe acercarse a la Biblia
para que ésta ilumine su vida.
9. PUEBLO DE DIOS
Esta definición de la Iglesia valoriza la condición
cristiana de todos los integrantes de la Iglesia, laicos y
ministros. Propone también una nueva inserción en la
historia y en el mundo, y una nueva configuración de
relaciones en el interior de la Igiesia.
10. PRESENCIA
La Iglesia se percibe como presencia frente a Dios y frente
a los hombres. En el mundo esta presencia es una presencia
de servicio. La Igiesia centrada en el Evangelió se abre al
mundo.
Regresar
Arriba
Importancia y
precaución en ...
La fidelidad al Evangelio de
Jesucristo y a la Doctrina de la Iglesia son elementos
indispensables en toda gestión de preparación, crecimiento
y/o fortalecimiento de los laicos, grupos apostólicos, o
movimientos en general de nuestra Iglesia.
El comportamiento del
puertorriqueño de hoy en día proyecta que la situación
religiosa o de materia de fe, de los hombres, mujeres y
niños urge, de manera más apremiante cada día, impulsar una
nueva evangelización de nuestra familia, comunidad, pueblo,
grupo, movimiento, de nuestro mundo que sea atractiva,
convincente y genuinamente legítima.
Esta empresa, cuya magnitud
y alcance, ahora tal vez más que nunca, reclama por parte de
los Líderes Laicos, Líderes de Grupos Apostólicos, Líderes
de Movimientos, Líderes de Toda la Iglesia una gran atención
y esfuerzo misionero, que dé prioridad al primer anuncio del
Evangelio y la llamada a una continua, conversión personal.
Sobre esta base de la continua conversión personal, es
necesario promover un gran esfuerzo sobre las distracciones
en la catequización de los fieles cristianos, grupos
apostólicos y movimientos ya que en muchos casos parece más
apariencia y/o ficción, que racionalmente alcanzable.
La catequesis es un
instrumento básico de la nueva evangelización y debe estar
presente en Todas las Actividades que un buen Cristiano
realiza, ya se individual o grupalmente. El fundamento
principal de la catequesis es su credibilidad y acogida que
solo será sostenida por la Doctrina de la Iglesia. Todo lo
que el Bien Común, la Sana Convivencia y el Crecimiento del
Cristiano requieren para ser merecedor de la presencia del
Padre, está contenido, de algún modo, el la Doctrina de la
Iglesia.
“La catequesis ha sido
siempre considerada por la Iglesia como una de sus tareas
primordiales, ya que Cristo resucitado, antes de volver al
Padres, dio a Los Apóstoles esta última consigna: hacer
discípulos a todas Las gentes enseñándoles a observar todo
lo que Él había mandado (No lo que a ellos se le
ocurriera). Él les confiaba de este modo la misión y
el poder de anunciar a los hombres 1o que ellos mismos
habían oído, visto con sus ojos, contemplado y: palpado con
sus manos, acerca del Verbo de vida” (Sin inventar
nada). (Catechesi tradendae, Exhortación de Juan
Pablo II sobre la catequesis 16 de octubre 1979, No
1).
“En la catequesis hay un
primer tiempo para escuchar, que hace posible a los
cristianos entrar en diálogo con la Iglesia que transmite la
palabra de Dios. Segundo tiempo, para transmitir. El acto de
la catequesis consiste propiamente en transmitir la palabra
de Dios, lo que no equivale a transmitir una mera enseñanza.
Aquí es precisamente donde el hombre empieza a dialogar con
Dios a través de la búsqueda del sentido profundo de su
existir. El catequizado y el catequista juntos van
descubriendo el misterio de salvación que está en el corazón
mismo de la existencia humana y que se ha manifestado en el
acontecimiento de la encarnación y de pascua de Jesucristo".
(Catequesis y promoción humana, Francisco M. Aguilera).
Un Diálogo o Encuentro a
solas con Dios es la mejor actividad que se puede realizar
para una catequesis genuina si la iniciativa, no importa de
donde venga, ha incluido como parte del material contenido
para la misma, lo que dice la Iglesia sobre cada tema,
lectura y/o asunto a tratar. Esto sería no solo dialogar con
Dios, sino, dialogar con la Iglesia, también.
Realizar un Diálogo o
Encuentro a solas con Dios sin este elemento (la Doctrina de
la Iglesia) es poner, gravemente, en riesgo la fidelidad a
ella. De ahí las frases: “Dios me ha dicho”, “Dios me dice”,
“Yo creo que Dios lo que quiere es”, etc. Estas frases y
muchas otras similares resaltan, posiblemente, posturas que
finalmente terminan apartándose de la Iglesia y/o viviendo
una doble vida para el mundo, pero a espaldas de Dios,
aunque se diga perseverar en ella.
Cuando se busca crecer en la
Fe, Esperanza y Caridad a la luz de la Doctrina de la
Iglesia ese crecimiento está garantizado “Divinamente” y se
puede confiar que lo que se dice, se ve, se vive y la
armonía y consistencia se nota claramente. No requiere de
análisis ni verificación humana.
El mandato y legado Divino
para con el hombre ha sido ininterrumpido y fiel desde su
inicio por aquellos, genuinos, cristianos que así lo
aceptaron y lo aceptan; lo propagaron y lo propagan. Lo que
es de Dios es de Dios, ni más, ni menos y punto.
Regresar
Arriba
La Corrección Fraterna
un Acto de Amor
Son muchos nuestros
fallos y nuestras limitaciones, a pesar de ellos, en Él está
nuestra fortaleza. Sentirnos hermanos debe ser la base de
educarnos, corregirnos y sobre todo animarnos a ser de los
suyos, cristianos de verdad.
Toda nuestra vida, como
hijos de Dios, tenemos que hacerla de la mejor forma, con y
por la caridad, en ella se expresa fielmente el amor
fraterno, es así como Jesús siempre nos enseña que hemos de
dar y buscar el amor al prójimo Ciertamente, la corrección
fraterna, debe efectuarse con la amabilidad con la cual la
haría Cristo, no exentos de franqueza y sinceridad, pero
fundamentalmente con sentimientos profundos de amor al
hermano que ha caído en falta, y su fin no es otro que
desear su bien, sobre todo su bien eterno.
El amor fraterno, nos
debe impedir el permanecer indiferentes, es decir no nos
encojamos de hombros si sabemos que alguien esta en peligro
porque no va por el camino justo o camina por sendas del
error. No tengamos temor, es precisamente la palabra de
Cristo la que nos exige a no dejar caer en falta a un
hermano.
Este "repréndele" es
acto de caridad, por amor a un hermano, y aplicamos la
corrección fraterna, porque estamos buscando su bien y lo
hacemos como nos lo pide Jesús, en primera instancia, en
privado y no divulgamos lo conversado. Ahora bien, si a
quien queremos corregir no nos oye, nos pide Jesús aplicar
la corrección con dos testigo y en último caso junto a la
comunidad.
No debemos olvidar, que
esta corrección fraterna, está contenida en el mandato del
servicio a los más pequeños y del perdón sin límites.
También se enmarca en la condena del escándalo, como de la
falta de misericordia.
Muchas veces oímos y
expresamos la palabra caridad, esto nos invita a reflexionar
en profundidad el significado de esta a fin de no olvidar su
sentido, es una palabra muy bella, con mucho sentimiento,
caridad es la actitud solidaria con el sufrimiento ajeno, es
así como damos una limosna por caridad, porque queremos ir
en auxilio de quien lo necesita y lo hacemos por amor a
Dios. Caridad es la virtud sobrenatural infusa (gracias y
dones que Dios infunde en el alma) por la que la persona ama
a Dios sobre todas las cosas por si mismo (no por interés) y
ama al prójimo por Dios.
La caridad no es
indecorosa, ni busca lo suyo propio. No se irrita, ni lleva
cuentas del mal. (Cor.1-13,5)
Regresar Arriba
Humildad (intelectualmente)
La humildad “virtud que consiste en el conocimiento de
las propias limitaciones y debilidades humanas y en
obrar de acuerdo con este conocimiento” (según la Real
Academia Española).
Humildad (cristianismo)

Santo Tomás de Aquino definió
la humildad como una virtud del cristiano
La humildad es
una cualidad o característica humana que es atribuida a toda
persona que se considere un ser pequeño e insignificante
frente a lo trascendente de su existencia o a Dios según si se habla en
términos teológicos.
Una persona humilde generalmente ha de ser modesta y vivir
sin mayores pretensiones: alguien que no piensa que él o
ella es mejor o más importante que otros. El concepto de la
humildad en varias confesiones es a menudo mucho más exacto
y extenso. La humildad no debe ser confundida con la humillación,
que es el acto de hacer experimentar en algún otro o en uno
mismo una vergonzante sensación, y que es algo totalmente
diferente.
Para el cristianismo la mayor persona humilde fue Jesús que
siendo el más rico de todos se hizo pobre y nació en un
pesebre y siendo el más importante murió en una cruz.
Desde la perspectiva de la evolución espiritual, la humildad es
una virtud de realismo, pues consiste en ser conscientes de
nuestras limitaciones e insuficiencias y en actuar de
acuerdo con tal conciencia. Más exactamente, la humildad es
la sabiduría de lo que somos. Es decir, es la sabiduría de
aceptar nuestro nivel real evolutivo.
La humildad en las personas es toda aquella cualidad que revela
el completo concepto de lo que es el ser humano, es la
verdadera virtud que muestra en un más completo sentido lo
que convierte a una persona en humano. La humildad no es
sinónimo de pobreza, es sinónimo de calidad de persona.
Humildad (confundida)
Está basada en la aceptación y no en el sometimiento, el
Señor Jesús, un hombre que aceptó la voluntad
de Dios con humildad y en otras se apartó de las tentaciones
de Satanás para no someterse a su voluntad. Hay una gran
diferencia entre la aceptación y el sometimiento. Cuando
Jesús echó del templo a los mercaderes... ¿esa
actitud, es arrogante? No
lo creo, para el Mesías lo más importante es el Padre Dios
al que se le debe respeto y humildad “Mano
dura, corazón grande”, pero Papa Dios nunca te somete,
solo te invita a que lo aceptes, los malos solo intimidan,
acobardan y te someten, te vuelven humilde a la fuerza.

Cuando en una actividad humana sea deportiva o de debate te
están dominando no falta el comentario o la postura
prepotente del adversario cuando se siente muy superior a
los demás… “Mira,
nosotros te podemos permitir, conceder o dar oportunidad o
ventaja para equilibrar la contienda o partido” (errores
crasos) primer
error,
menospreciar al adversario cambiando las reglas de juego, segundo
error, insinuar que no hay humildad porque no me sometí
a la propuesta, la justificación es simple: "prefiero
perder 9 partidos y ganar uno solo, pero, mano a mano",
hay más mérito en lo último que en 5 que gane con la ventaja
propuesta, digo: a los humanos nos duele que los demás no se
sometan a nuestras condiciones y terminamos tildándolos como
orgullosos, ignorantes, tontos o comportamiento de niñería.
Hay personas que piensan que pueden cambiar las reglas de Dios y
orgullosamente se creen únicos e infalibles con su sistema y
estructura y que debemos o tenemos que someternos a sus
condiciones para alcanzar la salvación o armonizar con el
designio de Dios. Si los contrariamos nos tildan de caer en
una falta de humildad por no doblar las rodillas a sus
designios, con solo imaginar a un Jesús sometiéndose a las
condiciones del César (hoy en día es un lugar donde Jesús va
a volear rejo cuando vuelva), y el emperador diciendo: “Así
me gusta, humildad ante su rey” pero
el Mesías sabía
que la humildad solo está reservada para Dios en
primera instancia; Piensen en lo siguiente… cuando un hombre
reclama humildad, en el fondo te está pidiendo a gritos que
te le arrodilles y te sometas a su arrogante actitud.
Miremos a Jesucristo… corazón humilde con Dios,
mano dura con los idólatras y tiranos, “Rejo
en el templo y humildad en el calvario para salvarnos”;
El estilo Gandhi…
corazón humilde con Dios,
mano dura con los injustos, “Una
violenta actitud al dominio y a las condiciones impuestas
por los británicos y una humilde actitud a la no violencia
física”;
dos tremendos ejemplos de verdadera humildad al servicio de Dios,
de la Vida y el Bien Común.
Ahora debemos estar atentos de no confundir la humildad con
el estar doblegado o estar en silencio, está bien que se
queden callados, para
mí el silencio es orar en soledad, pero hay unos que ni
dicen ni hacen, es como al que se le dan 10 talentos y
pasado el día vuelve con los mismos 10 talentos o los que
hablan mucho y no hacen nada, hablan del amor a la vida, al
planeta, al prójimo y acuestas llevan muerte, atropello y
destrucción en sus dietas, “No
hay ser más arrogante quien se siente con derecho de
destruir o atropellar al prójimo”, muchísima soberbia
tienen los que no aceptan que la aniquilación, atropello o
paralización del bien común va en contra de Dios,
va en contra de lo más sagrado “El
Amor”, “Que
prepotencia la de los rapaces” para
colmo estos seres son los que más reclaman humildad y
utilizan todo su intelecto, poder y autoridad para
justificar sus sangrientas prácticas “El
intelecto, poder y autoridad al servicio del atropello”.
Cuando aprendamos y logremos vivir en humildad a Dios podremos
extender las raíces a nuestro prójimo, Jesús aunque
muchas veces fue fuerte al exigir respeto y amor a Dios no
recuerdo exigencias para él ni en los peores momentos de su
martirio, Él,
siempre humilde pidiendo perdón por nuestros pecados.
Jesús dijo:
"Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre
sino por mí" (Juan
14:6), a
la lupa de los letrados de la época estas palabras debieron
haber sido muy osadas y pretenciosas, pero hoy en día que
sabemos la trayectoria de Jesús
comprendemos sabiamente porque las dijo descartando de
tajo que hayan sido producto de su arrogancia, hoy
comprendemos que Jesús servía a su Padre y
lo hacía con valor y convencimiento, gran ejemplo que nos
invita a convertirnos en seres sin complejos, sin los
achaques de una falsa humildad, pura tierra fértil para
evolucionar en Dios,
sin la prisión y los sometimientos humanos, mucho valor para
no dejarnos esclavizar y mucha sumisión para dejarnos
seducir por el Amor
de Dios.
"La gente fría pide a gritos que no le digan la verdad y
trata de callar pregonando una falsa humildad"
Regresar Arriba
|
 |